DIDÁCTICA DE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA (Marín, R.)

Realizado por Rocío Macarena Rodríguez Fernández y Carmen Fernández González

Las ideas, métodos y ejercicios de dibujo en la escuela han cambiado a lo largo del tiempo debido a los cambios que han tenido lugar en diferentes contextos de la sociedad.

La enseñanza del dibujo se implanto en el currículo escolar durante la primera mitad del siglo XIX, aunque la enseñanza artística dirigida a la formación de profesionales de las ates visuales se había establecido mucho antes, ya que la elaboración de imágenes y objetos ha sido una actividad especial porque requiere el conocimiento y la práctica de destrezas, conceptos y materiales.

En la antigüedad, las primeras reflexiones sobre la educación artística en la escuela las encontramos en Platón y Aristóteles. Para Aristóteles, “ el arte de leer y escribir y el dibujo son útiles para la vida […] el dibujo es la capacidad para observar la belleza de los cuerpos.”. Esto quiere que en esta época el dibujo tenía una importancia similar a la que tenía leer y escribir, no como hoy en día, que la importancia del dibujo se ha visto reducida.

En la edad media, esta concepción de las escuelas artísticas cambia. La pintura, la escultura, etc. tuvieron una consideración social como cualificados oficios manuales y su aprendizaje profesional tenía lugar en los propios talleres de trabajo y se centraba en los materiales y técnicas. Se esperaba que las obras y objetos estuvieran perfectamente confeccionados con los mejores materiales.

En la época del Renacimiento al Romanticismo aparecen las escuelas y academias de dibujo. Estos eran diferentes a los sistemas escolares que conocemos hoy en día. El comienzo de estos centros tuvo lugar en Enero de 1563 con la fundación de la academia de dibujo de Florencia, promovida por Giorgio Vasari. Tenía una orientación especializada y profesional. A estas academias acudían los jóvenes a partir de los doce años y consideraba que el dibujo era el fundamento de todas las bellas artes. El aprendizaje se organizaba de forma muy secuencializada hasta llegar al dibujo al natural.

Cuando se organizaron los sistemas educativos durante la primera mitad del siglo XIX, el dibujo se incluyo entre las materias obligatorias de primaria y secundaria, pero el dibujo planteó un nuevo problema: antes se había enseñado dibujo para formar a artistas y artesanos, pero ahora había que enseñarlo al conjunto de la población.

La sociedad industrial requería que el conjunto de la población supiera, además de leer y escribir, dibujo ya que este era el gran vehículo del desarrollo tecnológico y de la fabricación industrial.

El dibujo se desdobla en dos grandes vertientes: por un lado la artística y, por otro lado, la técnica.

En la segunda mitad del siglo XIX tuvo lugar un gran desarrollo de materiales y manuales de dibujo, todos basados en la copia de láminas.

En los primeros años del siglo XX comenzó a cambiar la consideración hacia la infancia de las teorías educativas con el descubrimiento del arte infantil. La manera propia de dibujar

de los niños y niñas dejó de interpretarse como un cumulo de errores que había que corregir y paso a ser considerada como la manera genuina y propia que tiene la infancia de comprender el mundo.

Se descubrió que existe una producción pictórica pura, primigenia, no contaminada con las tradiciones culturales: el arte espontáneo infantil. Fue abriéndose paso la idea de que la actividad escolar no debía entorpecer sino que, por el contrario, debía motivar y estimular los modos propios y característicos que tienen los niños y niñas de expresarse con el dibujo y la pintura libre.

Durante la segunda mitad del siglo XX alcanzó pleno esplendor la tendencia que se conoce actualmente como “autoexpresión creativa”. Esta tendencia realzaba la importancia de la persona que se estaba formando. La educación artística debía proponerse que a través del arte se aprendiera a ser persona. Lo decisivo de las actividades artísticas esta en los procesos de desarrollo personal que las actividades artísticas propician.

Se cambió entonces la forma de trabajar con el dibujo. Había que evitar modelos, copia de láminas, ejercicios homogeneizados, iguales para todo el mundo. Se trata de potenciar y desarrollar la creatividad.

Las nuevas ideas en Educación Artística provenían de la reflexión sobre los nuevos medios audiovisuales de comunicación de masas. Las artes visuales comenzaron a constituir un lenguaje. Rodolf Arnheim afirmó que “ver es pensar” y, por lo tanto, las obras visuales un modo de conocimiento. Ya no se trataba de enseñar imágenes, sino de algo tan cotidiano como es el habla.

En las últimas décadas se entiende la actividad artística como una elaborada construcción de conocimientos especializados que son distintivos de cada cultura. Como dijo Elliot Eisner: “[…] El aprendizaje artístico es complejo y está fuertemente influenciado por las condiciones del entorno en el que tiene lugar. […]”.

Esta evolución histórica que sufre la enseñanza del dibujo nos enseña que el camino del aprendizaje del dibujo es un sistema que ayuda a las personas a pensar, ya que fomenta la creatividad, la percepción y la expresión.

Finalmente, el currículo debe organizarse de forma que vayan acrecentándose la cantidad y complejidad de los aprendizajes de modo que el nivel aumente progresivamente.

Estamos de acuerdo con la propuesta para que el dibujo aparezca en la formación escolar y en secundaria como materia formativa, al igual que puede aparecer la educación física o la musical.

Desde nuestro punto de vista, la educación artística debe trabajar con el alumno desde el entorno próximo a este, para conocer sus intereses y motivaciones. Tenemos que formar a personas libres, interesadas por el mundo en el que viven y capaces de ser críticos tanto con ellos mismo como con el mundo que les rodea. Y además, debemos dar a la educación artística la misma importancia que tienen otras materias curriculares como son lengua o matemáticas.

También pensamos que es necesario saber organizar un sistema que pueda influenciarse y sacar partido de todas estas visiones. La enseñanza del dibujo tiene que ser libre y expresiva, con lo que el profesor tiene que ser un soporte para ayudar a percibir, no a ver con los ojos de otro.

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